viernes, 4 de junio de 2010

Bitácora de una ciberLeviatánica

Si usted va a leer este artículo de opinión debe saber lo siguiente: 1) es parte de una tarea del curso de Periodismo Web que dicta El Nacional a todos sus periodistas, 2) son las 4:00 pm, es viernes, tengo que escribir dos textos para el periódico y cerrar dos páginas más, 3) este artículo no refleja mi opinión, más bien, explica cómo entendí lo que vivió Jean Francois Fogel al escribir sobre “la interconexión a la ciudadanía y el periodismo”, reflejado en Veinte apuntes sobre el ciberLeviatán. Lo vivo todos los días y de allí partiré. Advertido entonces, queda en libertad de seguir leyendo o irse a otra página Web y dejarme aquí sola con mi disertación. Le ofrezco mis disculpas, pues usaré la primera persona.

Hace un par de semanas una profesora me hizo entender que soy una nativa en el mundo Web. Cuando explicó que los nativos son los que nacieron en la era de los juegos de video, los celulares y la Internet, asentí con la cabeza: soy una de ellas. Sin embargo, medité y no soy nativa nada, yo no nací con eso, lo aprendí y sigo en eso, creo que nunca estaré lista. Son los chamos de ahora los que vienen con Internet instalado.

Nací en 1980 y aunque para entonces eso de Internet era desconocido, al menos aquí en Venezuela, sí se soñaba con una era digital. Todos veíamos Los Supersónicos maravillados ¿no? A los 8 años mi papá, que trabajaba en Sony de Venezuela, llegó con un disquito tornasol, y le dijo a mi mamá: “este es un CD. Esto va a sustituir a los LP y los cassettes”. Yo escuchaba admirada en una esquina la discusión. Imaginaba el mundo con los platillos voladores, las naves sustituyendo a los carros y la ropa intergaláctica. Mi mamá no lo creyó.

#yoconfieso que estuvo por años guardado en el ceibó. Hasta que un día compraron un equipo con tres platos para CD. Ya para entonces nos habíamos olvidado de ese primer disquito que mi papá llevó, compraron el equipo y varios CD´s para matar la fiebre. La compra mermó un poco porque llegaron los Ipod´s. Hoy, 30 años después, mi mamá vive sentada jugando Solitario Spider en la computadora, mientras escucha música que está guardada en una carpetica llamada Mi música de otra carpeta con el título Mis Documentos. La era del CD ya pasó. Yo me entretengo frecuentemente creando culebrones a cuenta de Los Sims 2, un entretenido juego que tengo instalado en la laptop.

Soy periodista y se supone que debo escribir sobre la conexión de la era Internet con el periodismo, pero hablé de video juegos y de CD´s. Decidí estudiar periodismo porque siempre me ha gustado investigar, indagar y decirle a la gente lo que descubrí. Empecé en noveno grado, con un periódico que reproducíamos en una fotocopiadora. La diagramación era manual. Cada uno hacía dos noticas. Se las daba a alguno del grupo que tuviera computadora para que las transcribiera con apoyo del ahora arcaico y primigenio Word Star. ¿Se acuerdan de los disquetes de la unidad B, esos que eran cuadrados y grandotes? Yo me imaginaba periodista con lápiz y libreta. Jamás soñé con el Blackberry, ni la laptop, menos imaginé ser la webmaster de dos páginas, twitera, “facebookciana” y usuaria de muchos servicios gratuitos en línea para fotos, videos y otros menesteres.

Las historias que ha encontrado en mi blog son la mejor muestra de que soy parte del ciberLeviatán, en realidad soy ciberLeviatánica . Hay muchas historias de gente disímil contadas por mí, aunque ese mí son 4 yo: La mujer casada y ama de casa, la periodista, la presidenta de la AC Bandas de Venezuela y la profesora universitaria. Me desdoblo y me redoblo constantemente y tengo que darle gracias a Dios por haber nacido en esta era de Internet. Pegada a una pantalla he “conocido” gente en rincones insospechados de Venezuela y del resto del mundo. Así conocí a mi esposo, así mantengo conectadas a todas las bandas que siguen a mi organización, así busco información para dar clases, así establezco los primeros contactos con los entrevistados. De vez en cuando le mando un pin a mi mamá para ver si le llevo pan, o le mando un chiste a mis primos por el grupo del BB. Tengo casi 2000 amigos entre mis dos perfiles y la página de Facebook. Solo un tercio me ha visto en persona. Tengo 62 seguidores, algunos retuitean lo que escribo, otros lo comentan. Para mí el que lo lean ya es ganancia. No se cuanta gente me ha escrito correos informándome, quejándose o pidiéndome que denuncie algo. Gracias Internet.

He probado también la parte amarga y dolorosa. Cuando alguien secuestra tu correo o te hackea la página. Cuando te escriben malas palabras en el Facebook o por Twitter. La más dolorosa fue cuando mi mano derecha se paralizó por casi un mes a causa de una tenosinovitis por el uso y abuso de la PC y la cámara de video.

¡Ay Fogel, te doy la razón! “Uno deja el cuerpo físico atrás”. “Uno está en Internet o no está”. Yo definitivamente estoy. Así como están miles de ciudadanos a los que hay que contactar porque saben algo que otros no. Mi trabajo “es irlo a buscar”, a pie o con un correo electrónico, y decirle a usted que se ha tomado la molestia de leerme, qué tiene de interesante y particular.
El cuento está bueno pero acaba de llegar el correo electrónico que estaba esperando. Además se cayó un extractor de aire del tunel Caracas – Guarenas, es viernes y seguro hay cola. Lástima que no tenga la nave de la familia Sónico.

PD. Yo creí que este artículo de Fogel no me iba a servir pero creo que sí. ¿Ustedes qué creen? Opinen por favor para ganar puntos para el curso. Tarea cumplida.

2 comentarios:

Periodista dijo...

Caray Lissette, ciertamente creo que Foguel te dio para mucho...

Pero también es bueno saber que, desde tu punto de vista, no estoy sola y que formo parte de esta telaraña que atrapa y no suelta...

Tenemos que seguir aprendiendo...

Suerte con la tarea. Espero tenerla yo también jajajaja...

Juan Carlo Rodriguez dijo...

Tú ya asumiste que la condición de periodista y ciudadana (iba a decir humana) que no podemos diferenciar y sin embargo algunos nos exigen tanto. A seguir aprendiendo, como dice Lisbeth. Felicitacioens.

viernes, 4 de junio de 2010

Bitácora de una ciberLeviatánica

Si usted va a leer este artículo de opinión debe saber lo siguiente: 1) es parte de una tarea del curso de Periodismo Web que dicta El Nacional a todos sus periodistas, 2) son las 4:00 pm, es viernes, tengo que escribir dos textos para el periódico y cerrar dos páginas más, 3) este artículo no refleja mi opinión, más bien, explica cómo entendí lo que vivió Jean Francois Fogel al escribir sobre “la interconexión a la ciudadanía y el periodismo”, reflejado en Veinte apuntes sobre el ciberLeviatán. Lo vivo todos los días y de allí partiré. Advertido entonces, queda en libertad de seguir leyendo o irse a otra página Web y dejarme aquí sola con mi disertación. Le ofrezco mis disculpas, pues usaré la primera persona.

Hace un par de semanas una profesora me hizo entender que soy una nativa en el mundo Web. Cuando explicó que los nativos son los que nacieron en la era de los juegos de video, los celulares y la Internet, asentí con la cabeza: soy una de ellas. Sin embargo, medité y no soy nativa nada, yo no nací con eso, lo aprendí y sigo en eso, creo que nunca estaré lista. Son los chamos de ahora los que vienen con Internet instalado.

Nací en 1980 y aunque para entonces eso de Internet era desconocido, al menos aquí en Venezuela, sí se soñaba con una era digital. Todos veíamos Los Supersónicos maravillados ¿no? A los 8 años mi papá, que trabajaba en Sony de Venezuela, llegó con un disquito tornasol, y le dijo a mi mamá: “este es un CD. Esto va a sustituir a los LP y los cassettes”. Yo escuchaba admirada en una esquina la discusión. Imaginaba el mundo con los platillos voladores, las naves sustituyendo a los carros y la ropa intergaláctica. Mi mamá no lo creyó.

#yoconfieso que estuvo por años guardado en el ceibó. Hasta que un día compraron un equipo con tres platos para CD. Ya para entonces nos habíamos olvidado de ese primer disquito que mi papá llevó, compraron el equipo y varios CD´s para matar la fiebre. La compra mermó un poco porque llegaron los Ipod´s. Hoy, 30 años después, mi mamá vive sentada jugando Solitario Spider en la computadora, mientras escucha música que está guardada en una carpetica llamada Mi música de otra carpeta con el título Mis Documentos. La era del CD ya pasó. Yo me entretengo frecuentemente creando culebrones a cuenta de Los Sims 2, un entretenido juego que tengo instalado en la laptop.

Soy periodista y se supone que debo escribir sobre la conexión de la era Internet con el periodismo, pero hablé de video juegos y de CD´s. Decidí estudiar periodismo porque siempre me ha gustado investigar, indagar y decirle a la gente lo que descubrí. Empecé en noveno grado, con un periódico que reproducíamos en una fotocopiadora. La diagramación era manual. Cada uno hacía dos noticas. Se las daba a alguno del grupo que tuviera computadora para que las transcribiera con apoyo del ahora arcaico y primigenio Word Star. ¿Se acuerdan de los disquetes de la unidad B, esos que eran cuadrados y grandotes? Yo me imaginaba periodista con lápiz y libreta. Jamás soñé con el Blackberry, ni la laptop, menos imaginé ser la webmaster de dos páginas, twitera, “facebookciana” y usuaria de muchos servicios gratuitos en línea para fotos, videos y otros menesteres.

Las historias que ha encontrado en mi blog son la mejor muestra de que soy parte del ciberLeviatán, en realidad soy ciberLeviatánica . Hay muchas historias de gente disímil contadas por mí, aunque ese mí son 4 yo: La mujer casada y ama de casa, la periodista, la presidenta de la AC Bandas de Venezuela y la profesora universitaria. Me desdoblo y me redoblo constantemente y tengo que darle gracias a Dios por haber nacido en esta era de Internet. Pegada a una pantalla he “conocido” gente en rincones insospechados de Venezuela y del resto del mundo. Así conocí a mi esposo, así mantengo conectadas a todas las bandas que siguen a mi organización, así busco información para dar clases, así establezco los primeros contactos con los entrevistados. De vez en cuando le mando un pin a mi mamá para ver si le llevo pan, o le mando un chiste a mis primos por el grupo del BB. Tengo casi 2000 amigos entre mis dos perfiles y la página de Facebook. Solo un tercio me ha visto en persona. Tengo 62 seguidores, algunos retuitean lo que escribo, otros lo comentan. Para mí el que lo lean ya es ganancia. No se cuanta gente me ha escrito correos informándome, quejándose o pidiéndome que denuncie algo. Gracias Internet.

He probado también la parte amarga y dolorosa. Cuando alguien secuestra tu correo o te hackea la página. Cuando te escriben malas palabras en el Facebook o por Twitter. La más dolorosa fue cuando mi mano derecha se paralizó por casi un mes a causa de una tenosinovitis por el uso y abuso de la PC y la cámara de video.

¡Ay Fogel, te doy la razón! “Uno deja el cuerpo físico atrás”. “Uno está en Internet o no está”. Yo definitivamente estoy. Así como están miles de ciudadanos a los que hay que contactar porque saben algo que otros no. Mi trabajo “es irlo a buscar”, a pie o con un correo electrónico, y decirle a usted que se ha tomado la molestia de leerme, qué tiene de interesante y particular.
El cuento está bueno pero acaba de llegar el correo electrónico que estaba esperando. Además se cayó un extractor de aire del tunel Caracas – Guarenas, es viernes y seguro hay cola. Lástima que no tenga la nave de la familia Sónico.

PD. Yo creí que este artículo de Fogel no me iba a servir pero creo que sí. ¿Ustedes qué creen? Opinen por favor para ganar puntos para el curso. Tarea cumplida.

2 comentarios:

Periodista dijo...

Caray Lissette, ciertamente creo que Foguel te dio para mucho...

Pero también es bueno saber que, desde tu punto de vista, no estoy sola y que formo parte de esta telaraña que atrapa y no suelta...

Tenemos que seguir aprendiendo...

Suerte con la tarea. Espero tenerla yo también jajajaja...

Juan Carlo Rodriguez dijo...

Tú ya asumiste que la condición de periodista y ciudadana (iba a decir humana) que no podemos diferenciar y sin embargo algunos nos exigen tanto. A seguir aprendiendo, como dice Lisbeth. Felicitacioens.

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Ando por la calle buscando la noticia, aunque a veces ella me encuentra.
Acá está el testimonio de lo ya publicado y de algunas cosas que han quedado por fuera y que solo pueden ver luz gracias a este blog