Publicada en El Nacional el 26 de agosto de 2009
TESTIMONIOS La calle 18 no recibe atención desde 1971
Vivir con los pies mojados
En el sector Gota de Agua de Los Jardines del Valle, 65 familias permanecen en situación de riesgo por las filtraciones
LISSETTE CARDONA
lcardona@el-nacional.com
Yipsy Palacios tiene 9 hijos, y desde hace 15 años habita en una casa del sector Gota de Agua de Los Jardines del Valle. La vivienda, denominada por algunos "la gruta", tiene las paredes, el techo y el piso empapados por la combinación de aguas blancas y residuales que se filtran de la calle y de las casas localizadas más arriba. Palacios es vecina de su prima Yelitza Alfonso, que reside a pocas casas, en una pendiente que la obliga a trepar por un estrecho camino de barro y escombros y que, igualmente, está afectada por las filtraciones. Su núcleo familiar está compuesto por su esposo y 5 niños. Palacios relata que cuando llueve o las paredes se deslizan, se refugia en la casa de su prima. Según narra, tiene una carpeta llena de papeles de los trámites que ha hecho para solicitar otra vivienda, pero no ha recibido respuesta. Desde 2005 ha estado varias veces en peligro. En una ocasión, el esposo resultó herido, luego de que un trozo del techo le cayó en la cabeza mientras dormía. En otro incidente, por causa de la humedad de la pared, los cables y el bombillo cayeron al piso mientras su hija se bañaba, por lo que estuvo a punto de morir electrocutada. Toda la casa está agrietada y cuando llueve, los chorros de agua caen libremente del techo o corren por las paredes, mientras que el piso se inunda. Los hijos de Palacios, con edades entre los 3 y 18 años, padecen enfermedades respiratorias y, en ocasiones, diarrea. Por ello procura infructuosamente que no pisen el suelo, que casi siempre está mojado. Palacios recuerda que en dos ocasiones los bomberos declararon su casa como inhabitable, pero la solución que ha recibido es el traslado a un refugio. "Sé de casos en que en esos albergues han violado niñitas, las han buscado para tocarles las partecitas. A eso le tengo miedo porque estoy sola y tengo muchos hijos", esgrime. Alfonso no ha corrido con mejor suerte. En 2000 le adjudicaron una casa en el estado Zulia. Sin embargo, su esposo y ella quedaron sin trabajo al poco tiempo de haberse mudado, por lo que solicitaron un canje por una casa más cercana a Caracas, pero nunca recibieron respuesta. Luego de varias gestiones ante el Fondo Único de Desarrollo Social, supo que debía empezar de cero, armó su carpeta y ha reunido todos los documentos necesarios para solicitar un nuevo sitio para vivir. "No es justo que me hayan dado mi vivienda y me la hayan quitado así. Siento que me robaron", señala. Mientras tanto, afronta las filtraciones, que ya en una ocasión ocasionaron un deslizamiento que arrastró a su hija hasta un barranco contiguo, cuando apenas se levantaba. Luego de eso, cavó una zanja al ras de la pared para que el agua no corra por debajo de la cama y así detener el deslizamiento. Alfonso indica que hace siete meses el consejo comunal del sector hizo reparaciones en las tuberías de aguas blancas. Desde entonces comenzaron las filtraciones y los deslizamientos. Sin embargo, explica que antes ya las paredes se humedecían por las aguas servidas de las casas vecinas y de las aguas de lluvia que han socavado el suelo.
35 años en espera. Isabel Chirinos vive desde hace 35 años en la misma casa. La vivienda, que inicialmente era de tablas, fue acondicionada por el esposo de Chirinos, hasta que logró hacerla de bloques. Los 11 residentes del inmueble, entre los que se cuentan 2 menores de 4 meses y 4 años de edad, duermen sobre colchones húmedos. Inútilmente tratan frenar la acción de las aguas con cartones que interponen entre las paredes y los colchones. Todo se moja. "No tengo suerte ni para las camas. Me han dado colchones que he puesto sobre los viejos, pero no me ayudan con la casa", afirma Chirinos, que también se niega a salir de su casa para un refugio.
Le pide a las autoridades que le reparen la vivienda o que la trasladen a un lugar cercano del mismo barrio, en un sitio bajo porque por su edad ya no puede subir el cerro. Su nuera, en cambio, disiente de la idea: "La casa ya no aguanta más". Luis Antonio Hernández y Gustavo Molina, representantes de la organización Gente de El Valle, conocen de cerca la situación. Según el censo realizado por ellos recientemente, 65 familias de la zona derecha de la calle 18 están afectadas por las filtraciones. Del lado izquierdo, otras 200 familias también están en situación de riesgo. La calle 18 muestra, además, la desidia de 38 años de desatenciones, pues fue en 1971 cuando recibió la última capa de asfalto.
Apoyo
Gente de El Valle nació hace cinco años. Su presidente, Luis Antonio Hernández, define la organización como un grupo que trabaja por la comunidad, no sólo de la parroquia El Valle sino de las barriadas de Caracas. Son cofundadores del programa Radar de los Barrios, que transmite Globovisión y RCR. "Somos la unidad de enlace entre la comunidad y los medios de comunicación. Los llamamos para ver si cuando sale la noticia, las autoridades hacen algo". El trabajo realizado por más de 50 voluntarios ha rendido frutos. Hace un par de años lograron que una anciana fuera trasladada a Inager, pues en las noches su casa era invadida por delincuentes, que buscaban cómo robarle la pensión que recibía. "Estaba a punto de morir de mengua", expresa Hernández, quien destaca que gracias al trabajo que hizo El Nacional, a los dos días el Gobierno la rescató
Ando por la calle y reporto lo que pasa. Busco la noticia, aunque a veces, ella me encuentra a mi.
lunes, 24 de mayo de 2010
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Vivir con los pies mojados
Publicada en El Nacional el 26 de agosto de 2009
TESTIMONIOS La calle 18 no recibe atención desde 1971
Vivir con los pies mojados
En el sector Gota de Agua de Los Jardines del Valle, 65 familias permanecen en situación de riesgo por las filtraciones
LISSETTE CARDONA
lcardona@el-nacional.com
Yipsy Palacios tiene 9 hijos, y desde hace 15 años habita en una casa del sector Gota de Agua de Los Jardines del Valle. La vivienda, denominada por algunos "la gruta", tiene las paredes, el techo y el piso empapados por la combinación de aguas blancas y residuales que se filtran de la calle y de las casas localizadas más arriba. Palacios es vecina de su prima Yelitza Alfonso, que reside a pocas casas, en una pendiente que la obliga a trepar por un estrecho camino de barro y escombros y que, igualmente, está afectada por las filtraciones. Su núcleo familiar está compuesto por su esposo y 5 niños. Palacios relata que cuando llueve o las paredes se deslizan, se refugia en la casa de su prima. Según narra, tiene una carpeta llena de papeles de los trámites que ha hecho para solicitar otra vivienda, pero no ha recibido respuesta. Desde 2005 ha estado varias veces en peligro. En una ocasión, el esposo resultó herido, luego de que un trozo del techo le cayó en la cabeza mientras dormía. En otro incidente, por causa de la humedad de la pared, los cables y el bombillo cayeron al piso mientras su hija se bañaba, por lo que estuvo a punto de morir electrocutada. Toda la casa está agrietada y cuando llueve, los chorros de agua caen libremente del techo o corren por las paredes, mientras que el piso se inunda. Los hijos de Palacios, con edades entre los 3 y 18 años, padecen enfermedades respiratorias y, en ocasiones, diarrea. Por ello procura infructuosamente que no pisen el suelo, que casi siempre está mojado. Palacios recuerda que en dos ocasiones los bomberos declararon su casa como inhabitable, pero la solución que ha recibido es el traslado a un refugio. "Sé de casos en que en esos albergues han violado niñitas, las han buscado para tocarles las partecitas. A eso le tengo miedo porque estoy sola y tengo muchos hijos", esgrime. Alfonso no ha corrido con mejor suerte. En 2000 le adjudicaron una casa en el estado Zulia. Sin embargo, su esposo y ella quedaron sin trabajo al poco tiempo de haberse mudado, por lo que solicitaron un canje por una casa más cercana a Caracas, pero nunca recibieron respuesta. Luego de varias gestiones ante el Fondo Único de Desarrollo Social, supo que debía empezar de cero, armó su carpeta y ha reunido todos los documentos necesarios para solicitar un nuevo sitio para vivir. "No es justo que me hayan dado mi vivienda y me la hayan quitado así. Siento que me robaron", señala. Mientras tanto, afronta las filtraciones, que ya en una ocasión ocasionaron un deslizamiento que arrastró a su hija hasta un barranco contiguo, cuando apenas se levantaba. Luego de eso, cavó una zanja al ras de la pared para que el agua no corra por debajo de la cama y así detener el deslizamiento. Alfonso indica que hace siete meses el consejo comunal del sector hizo reparaciones en las tuberías de aguas blancas. Desde entonces comenzaron las filtraciones y los deslizamientos. Sin embargo, explica que antes ya las paredes se humedecían por las aguas servidas de las casas vecinas y de las aguas de lluvia que han socavado el suelo.
35 años en espera. Isabel Chirinos vive desde hace 35 años en la misma casa. La vivienda, que inicialmente era de tablas, fue acondicionada por el esposo de Chirinos, hasta que logró hacerla de bloques. Los 11 residentes del inmueble, entre los que se cuentan 2 menores de 4 meses y 4 años de edad, duermen sobre colchones húmedos. Inútilmente tratan frenar la acción de las aguas con cartones que interponen entre las paredes y los colchones. Todo se moja. "No tengo suerte ni para las camas. Me han dado colchones que he puesto sobre los viejos, pero no me ayudan con la casa", afirma Chirinos, que también se niega a salir de su casa para un refugio.
Le pide a las autoridades que le reparen la vivienda o que la trasladen a un lugar cercano del mismo barrio, en un sitio bajo porque por su edad ya no puede subir el cerro. Su nuera, en cambio, disiente de la idea: "La casa ya no aguanta más". Luis Antonio Hernández y Gustavo Molina, representantes de la organización Gente de El Valle, conocen de cerca la situación. Según el censo realizado por ellos recientemente, 65 familias de la zona derecha de la calle 18 están afectadas por las filtraciones. Del lado izquierdo, otras 200 familias también están en situación de riesgo. La calle 18 muestra, además, la desidia de 38 años de desatenciones, pues fue en 1971 cuando recibió la última capa de asfalto.
Apoyo
Gente de El Valle nació hace cinco años. Su presidente, Luis Antonio Hernández, define la organización como un grupo que trabaja por la comunidad, no sólo de la parroquia El Valle sino de las barriadas de Caracas. Son cofundadores del programa Radar de los Barrios, que transmite Globovisión y RCR. "Somos la unidad de enlace entre la comunidad y los medios de comunicación. Los llamamos para ver si cuando sale la noticia, las autoridades hacen algo". El trabajo realizado por más de 50 voluntarios ha rendido frutos. Hace un par de años lograron que una anciana fuera trasladada a Inager, pues en las noches su casa era invadida por delincuentes, que buscaban cómo robarle la pensión que recibía. "Estaba a punto de morir de mengua", expresa Hernández, quien destaca que gracias al trabajo que hizo El Nacional, a los dos días el Gobierno la rescató
TESTIMONIOS La calle 18 no recibe atención desde 1971
Vivir con los pies mojados
En el sector Gota de Agua de Los Jardines del Valle, 65 familias permanecen en situación de riesgo por las filtraciones
LISSETTE CARDONA
lcardona@el-nacional.com
Yipsy Palacios tiene 9 hijos, y desde hace 15 años habita en una casa del sector Gota de Agua de Los Jardines del Valle. La vivienda, denominada por algunos "la gruta", tiene las paredes, el techo y el piso empapados por la combinación de aguas blancas y residuales que se filtran de la calle y de las casas localizadas más arriba. Palacios es vecina de su prima Yelitza Alfonso, que reside a pocas casas, en una pendiente que la obliga a trepar por un estrecho camino de barro y escombros y que, igualmente, está afectada por las filtraciones. Su núcleo familiar está compuesto por su esposo y 5 niños. Palacios relata que cuando llueve o las paredes se deslizan, se refugia en la casa de su prima. Según narra, tiene una carpeta llena de papeles de los trámites que ha hecho para solicitar otra vivienda, pero no ha recibido respuesta. Desde 2005 ha estado varias veces en peligro. En una ocasión, el esposo resultó herido, luego de que un trozo del techo le cayó en la cabeza mientras dormía. En otro incidente, por causa de la humedad de la pared, los cables y el bombillo cayeron al piso mientras su hija se bañaba, por lo que estuvo a punto de morir electrocutada. Toda la casa está agrietada y cuando llueve, los chorros de agua caen libremente del techo o corren por las paredes, mientras que el piso se inunda. Los hijos de Palacios, con edades entre los 3 y 18 años, padecen enfermedades respiratorias y, en ocasiones, diarrea. Por ello procura infructuosamente que no pisen el suelo, que casi siempre está mojado. Palacios recuerda que en dos ocasiones los bomberos declararon su casa como inhabitable, pero la solución que ha recibido es el traslado a un refugio. "Sé de casos en que en esos albergues han violado niñitas, las han buscado para tocarles las partecitas. A eso le tengo miedo porque estoy sola y tengo muchos hijos", esgrime. Alfonso no ha corrido con mejor suerte. En 2000 le adjudicaron una casa en el estado Zulia. Sin embargo, su esposo y ella quedaron sin trabajo al poco tiempo de haberse mudado, por lo que solicitaron un canje por una casa más cercana a Caracas, pero nunca recibieron respuesta. Luego de varias gestiones ante el Fondo Único de Desarrollo Social, supo que debía empezar de cero, armó su carpeta y ha reunido todos los documentos necesarios para solicitar un nuevo sitio para vivir. "No es justo que me hayan dado mi vivienda y me la hayan quitado así. Siento que me robaron", señala. Mientras tanto, afronta las filtraciones, que ya en una ocasión ocasionaron un deslizamiento que arrastró a su hija hasta un barranco contiguo, cuando apenas se levantaba. Luego de eso, cavó una zanja al ras de la pared para que el agua no corra por debajo de la cama y así detener el deslizamiento. Alfonso indica que hace siete meses el consejo comunal del sector hizo reparaciones en las tuberías de aguas blancas. Desde entonces comenzaron las filtraciones y los deslizamientos. Sin embargo, explica que antes ya las paredes se humedecían por las aguas servidas de las casas vecinas y de las aguas de lluvia que han socavado el suelo.
35 años en espera. Isabel Chirinos vive desde hace 35 años en la misma casa. La vivienda, que inicialmente era de tablas, fue acondicionada por el esposo de Chirinos, hasta que logró hacerla de bloques. Los 11 residentes del inmueble, entre los que se cuentan 2 menores de 4 meses y 4 años de edad, duermen sobre colchones húmedos. Inútilmente tratan frenar la acción de las aguas con cartones que interponen entre las paredes y los colchones. Todo se moja. "No tengo suerte ni para las camas. Me han dado colchones que he puesto sobre los viejos, pero no me ayudan con la casa", afirma Chirinos, que también se niega a salir de su casa para un refugio.
Le pide a las autoridades que le reparen la vivienda o que la trasladen a un lugar cercano del mismo barrio, en un sitio bajo porque por su edad ya no puede subir el cerro. Su nuera, en cambio, disiente de la idea: "La casa ya no aguanta más". Luis Antonio Hernández y Gustavo Molina, representantes de la organización Gente de El Valle, conocen de cerca la situación. Según el censo realizado por ellos recientemente, 65 familias de la zona derecha de la calle 18 están afectadas por las filtraciones. Del lado izquierdo, otras 200 familias también están en situación de riesgo. La calle 18 muestra, además, la desidia de 38 años de desatenciones, pues fue en 1971 cuando recibió la última capa de asfalto.
Apoyo
Gente de El Valle nació hace cinco años. Su presidente, Luis Antonio Hernández, define la organización como un grupo que trabaja por la comunidad, no sólo de la parroquia El Valle sino de las barriadas de Caracas. Son cofundadores del programa Radar de los Barrios, que transmite Globovisión y RCR. "Somos la unidad de enlace entre la comunidad y los medios de comunicación. Los llamamos para ver si cuando sale la noticia, las autoridades hacen algo". El trabajo realizado por más de 50 voluntarios ha rendido frutos. Hace un par de años lograron que una anciana fuera trasladada a Inager, pues en las noches su casa era invadida por delincuentes, que buscaban cómo robarle la pensión que recibía. "Estaba a punto de morir de mengua", expresa Hernández, quien destaca que gracias al trabajo que hizo El Nacional, a los dos días el Gobierno la rescató
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Ando por la calle buscando la noticia, aunque a veces ella me encuentra.
Acá está el testimonio de lo ya publicado y de algunas cosas que han quedado por fuera y que solo pueden ver luz gracias a este blog
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