Publicado en El Nacional el 29 de mayo de 2010
TESTIMONIO Defensa ejercerá acciones por violencia de género
Trabajadoras de la Maternidad soportaron trato infrahumano en Policaracas
Las detenidas fueron recluidas por casi 48 horas en un depósito de mercancía decomisada
Lissette Cardona
lcardona@el-nacional.com
En un galpón parecido a un estacionamiento, la Policía de Caracas deposita la mercancía que decomisa a buhoneros. Hortalizas, frutas, carros de perros calientes, ropa y otros menesteres están en el oscuro y desaseado espacio, que sirve también para arrumar papeles, archivos y cachivaches. El ambiente es propicio para que aniden las ratas, insectos y otras alimañas. En ese lugar fueron recluidas tres trabajadoras de la Maternidad Concepción Palacios, el martes 25 de mayo en la noche. Nairubys Hernández, supervisora de Camareras; Luisa Romero, supervisora de Atención al Paciente; y Laura Vaamonde, enfermera jubilada y líder sindical del centro asistencial, llegaron al recinto esposadas, llorosas y adoloridas. El recibimiento de una de las comisarias fue aterrador, porque las amenazó con meterlas presas junto con 40 delincuentes, pero otra funcionaria hizo que las acomodaran en el depósito. Su caminata por el pasillo despertó la algarabía de los reclusos: "¡Mamitas, mamitas!, ¡Pásenlas para acá!". Vaamonde, por ser la mayor de las tres, abrazó a sus compañeras y les gritó a los delincuentes que se quedaran tranquilos, que ellas eran tres viejas y trabajaban en la Maternidad. Al final, fueron confinadas al espacio que expedía hedores putrefactos porque la comida guardada estaba descompuesta. Allí había colchonetas y algunos banquitos. Cuando el cansancio las vencía intentaban conciliar el sueño, pero el chillido de los roedores las despertaba. La típica repulsión hacia esos animales las obligaba a acurrucarse. A las 4:00 am del miércoles, su capacidad de aguante se vio rebasada por los nervios. "Allí adentro hay chipos y muchos insectos. Empezamos a tocar la puerta para que nos sacaran porque pensábamos que las ratas nos iban a morder. Eso no se lo deseo a nadie", dijo Hernández. Las custodias las dejaron salir. El resto de su presidio lo pasaron sentadas en las sillas de una descuidada oficina de Policaracas. Allí amanecieron, sin poder bañarse. Tiempo después les dieron unas arepas, pero olía tan mal que no pudieron comer. "No pensé que iba a llegar a 58 años de edad e iba a estar presa en un lugar tan deprimente", relató Vaamonde. Con el amanecer el trato mejoró. Ese miércoles les permitieron cambiarse de ropa. El traslado a tribunales fue infructuoso. La audiencia fue diferida. Otro día en la cárcel. Las tres trabajadoras de la maternidad que fueron aprehendidas en una protesta por reclamar sus tiquet alimentación, se reencontraron con los suyos el jueves.
El día después. Ayer, las trabajadoras de la maternidad Nairubys Hernández y Luisa Romero, y la enfermera jubilada Laura Vaamonde acudieron a la medicatura forense para que les hicieran las evaluaciones físicas solicitadas por el Tribunal 48 de Control. Hernández intenta superar lo vivido por su hijo de 4 años de edad. "Él vio que me nombraban en un programa de televisión y entendió que yo estaba detenida. Su papá lo llevaba a Policaracas porque no tenía quien lo cuidara. Cuando llegué tenía taquicardia, creyó que yo no iba a aparecer. Me dijo que sabía que estuve presa". El pequeño siente temor de perder a su madre. Vivió la pérdida de su abuela hace 10 meses.
Ejercerán acciones
"Lo peor fue ver a mi mamá con esposas, porque es una mujer íntegra, ni siquiera le gusta tomarse fotos porque cree que es vanidad. No quiere hablar en público. Siente mucho miedo", dijo Harrison Guzmán, uno de los tres hijos de Luisa Romero, supervisora de Atención al Paciente de la maternidad. Agregó que su madre teme infringir la restricción que le impuso el tribunal de no contar nada sobre el caso. El abogado Igor Hernández aclaró que las tres procesadas no pueden declarar sobre el proceso legal, pero que pueden hablar con libertad sobre su experiencia como presas de Policaracas. Denunció que antes de la audiencia, la fiscal 13° auxiliar del área metropolitana de Caracas, Jackeline Márquez, solicitó el retiro del funcionario de la Defensoría del Pueblo. Cuando concluyó el acto, el fiscal 35º, Regino Cova, acusado de rociar gas paralizante sobre los trabajadores que protestaban, ingresó para conocer las decisiones del caso. Hernández dijo que exigió la evaluación física y psicológica de sus representadas. "Las cosas pueden revertirse y pueden terminar siendo las acusadoras. Dos de ellas estaban en su sitio de trabajo y hay fuero laboral y sindical".
EL DATO
Ayer, Lilia Arvelo, presidenta del Instituto Metropolitano de la Mujer, denunció ante la OEA, sede Venezuela, la violación de los derechos humanos de las tres trabajadoras de la Maternidad Concepción Palacios.
Ando por la calle y reporto lo que pasa. Busco la noticia, aunque a veces, ella me encuentra a mi.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
sábado, 29 de mayo de 2010
Trabajadoras de la Maternidad soportaron trato infrahumano en Policaracas
Publicado en El Nacional el 29 de mayo de 2010
TESTIMONIO Defensa ejercerá acciones por violencia de género
Trabajadoras de la Maternidad soportaron trato infrahumano en Policaracas
Las detenidas fueron recluidas por casi 48 horas en un depósito de mercancía decomisada
Lissette Cardona
lcardona@el-nacional.com
En un galpón parecido a un estacionamiento, la Policía de Caracas deposita la mercancía que decomisa a buhoneros. Hortalizas, frutas, carros de perros calientes, ropa y otros menesteres están en el oscuro y desaseado espacio, que sirve también para arrumar papeles, archivos y cachivaches. El ambiente es propicio para que aniden las ratas, insectos y otras alimañas. En ese lugar fueron recluidas tres trabajadoras de la Maternidad Concepción Palacios, el martes 25 de mayo en la noche. Nairubys Hernández, supervisora de Camareras; Luisa Romero, supervisora de Atención al Paciente; y Laura Vaamonde, enfermera jubilada y líder sindical del centro asistencial, llegaron al recinto esposadas, llorosas y adoloridas. El recibimiento de una de las comisarias fue aterrador, porque las amenazó con meterlas presas junto con 40 delincuentes, pero otra funcionaria hizo que las acomodaran en el depósito. Su caminata por el pasillo despertó la algarabía de los reclusos: "¡Mamitas, mamitas!, ¡Pásenlas para acá!". Vaamonde, por ser la mayor de las tres, abrazó a sus compañeras y les gritó a los delincuentes que se quedaran tranquilos, que ellas eran tres viejas y trabajaban en la Maternidad. Al final, fueron confinadas al espacio que expedía hedores putrefactos porque la comida guardada estaba descompuesta. Allí había colchonetas y algunos banquitos. Cuando el cansancio las vencía intentaban conciliar el sueño, pero el chillido de los roedores las despertaba. La típica repulsión hacia esos animales las obligaba a acurrucarse. A las 4:00 am del miércoles, su capacidad de aguante se vio rebasada por los nervios. "Allí adentro hay chipos y muchos insectos. Empezamos a tocar la puerta para que nos sacaran porque pensábamos que las ratas nos iban a morder. Eso no se lo deseo a nadie", dijo Hernández. Las custodias las dejaron salir. El resto de su presidio lo pasaron sentadas en las sillas de una descuidada oficina de Policaracas. Allí amanecieron, sin poder bañarse. Tiempo después les dieron unas arepas, pero olía tan mal que no pudieron comer. "No pensé que iba a llegar a 58 años de edad e iba a estar presa en un lugar tan deprimente", relató Vaamonde. Con el amanecer el trato mejoró. Ese miércoles les permitieron cambiarse de ropa. El traslado a tribunales fue infructuoso. La audiencia fue diferida. Otro día en la cárcel. Las tres trabajadoras de la maternidad que fueron aprehendidas en una protesta por reclamar sus tiquet alimentación, se reencontraron con los suyos el jueves.
El día después. Ayer, las trabajadoras de la maternidad Nairubys Hernández y Luisa Romero, y la enfermera jubilada Laura Vaamonde acudieron a la medicatura forense para que les hicieran las evaluaciones físicas solicitadas por el Tribunal 48 de Control. Hernández intenta superar lo vivido por su hijo de 4 años de edad. "Él vio que me nombraban en un programa de televisión y entendió que yo estaba detenida. Su papá lo llevaba a Policaracas porque no tenía quien lo cuidara. Cuando llegué tenía taquicardia, creyó que yo no iba a aparecer. Me dijo que sabía que estuve presa". El pequeño siente temor de perder a su madre. Vivió la pérdida de su abuela hace 10 meses.
Ejercerán acciones
"Lo peor fue ver a mi mamá con esposas, porque es una mujer íntegra, ni siquiera le gusta tomarse fotos porque cree que es vanidad. No quiere hablar en público. Siente mucho miedo", dijo Harrison Guzmán, uno de los tres hijos de Luisa Romero, supervisora de Atención al Paciente de la maternidad. Agregó que su madre teme infringir la restricción que le impuso el tribunal de no contar nada sobre el caso. El abogado Igor Hernández aclaró que las tres procesadas no pueden declarar sobre el proceso legal, pero que pueden hablar con libertad sobre su experiencia como presas de Policaracas. Denunció que antes de la audiencia, la fiscal 13° auxiliar del área metropolitana de Caracas, Jackeline Márquez, solicitó el retiro del funcionario de la Defensoría del Pueblo. Cuando concluyó el acto, el fiscal 35º, Regino Cova, acusado de rociar gas paralizante sobre los trabajadores que protestaban, ingresó para conocer las decisiones del caso. Hernández dijo que exigió la evaluación física y psicológica de sus representadas. "Las cosas pueden revertirse y pueden terminar siendo las acusadoras. Dos de ellas estaban en su sitio de trabajo y hay fuero laboral y sindical".
EL DATO
Ayer, Lilia Arvelo, presidenta del Instituto Metropolitano de la Mujer, denunció ante la OEA, sede Venezuela, la violación de los derechos humanos de las tres trabajadoras de la Maternidad Concepción Palacios.
TESTIMONIO Defensa ejercerá acciones por violencia de género
Trabajadoras de la Maternidad soportaron trato infrahumano en Policaracas
Las detenidas fueron recluidas por casi 48 horas en un depósito de mercancía decomisada
Lissette Cardona
lcardona@el-nacional.com
En un galpón parecido a un estacionamiento, la Policía de Caracas deposita la mercancía que decomisa a buhoneros. Hortalizas, frutas, carros de perros calientes, ropa y otros menesteres están en el oscuro y desaseado espacio, que sirve también para arrumar papeles, archivos y cachivaches. El ambiente es propicio para que aniden las ratas, insectos y otras alimañas. En ese lugar fueron recluidas tres trabajadoras de la Maternidad Concepción Palacios, el martes 25 de mayo en la noche. Nairubys Hernández, supervisora de Camareras; Luisa Romero, supervisora de Atención al Paciente; y Laura Vaamonde, enfermera jubilada y líder sindical del centro asistencial, llegaron al recinto esposadas, llorosas y adoloridas. El recibimiento de una de las comisarias fue aterrador, porque las amenazó con meterlas presas junto con 40 delincuentes, pero otra funcionaria hizo que las acomodaran en el depósito. Su caminata por el pasillo despertó la algarabía de los reclusos: "¡Mamitas, mamitas!, ¡Pásenlas para acá!". Vaamonde, por ser la mayor de las tres, abrazó a sus compañeras y les gritó a los delincuentes que se quedaran tranquilos, que ellas eran tres viejas y trabajaban en la Maternidad. Al final, fueron confinadas al espacio que expedía hedores putrefactos porque la comida guardada estaba descompuesta. Allí había colchonetas y algunos banquitos. Cuando el cansancio las vencía intentaban conciliar el sueño, pero el chillido de los roedores las despertaba. La típica repulsión hacia esos animales las obligaba a acurrucarse. A las 4:00 am del miércoles, su capacidad de aguante se vio rebasada por los nervios. "Allí adentro hay chipos y muchos insectos. Empezamos a tocar la puerta para que nos sacaran porque pensábamos que las ratas nos iban a morder. Eso no se lo deseo a nadie", dijo Hernández. Las custodias las dejaron salir. El resto de su presidio lo pasaron sentadas en las sillas de una descuidada oficina de Policaracas. Allí amanecieron, sin poder bañarse. Tiempo después les dieron unas arepas, pero olía tan mal que no pudieron comer. "No pensé que iba a llegar a 58 años de edad e iba a estar presa en un lugar tan deprimente", relató Vaamonde. Con el amanecer el trato mejoró. Ese miércoles les permitieron cambiarse de ropa. El traslado a tribunales fue infructuoso. La audiencia fue diferida. Otro día en la cárcel. Las tres trabajadoras de la maternidad que fueron aprehendidas en una protesta por reclamar sus tiquet alimentación, se reencontraron con los suyos el jueves.
El día después. Ayer, las trabajadoras de la maternidad Nairubys Hernández y Luisa Romero, y la enfermera jubilada Laura Vaamonde acudieron a la medicatura forense para que les hicieran las evaluaciones físicas solicitadas por el Tribunal 48 de Control. Hernández intenta superar lo vivido por su hijo de 4 años de edad. "Él vio que me nombraban en un programa de televisión y entendió que yo estaba detenida. Su papá lo llevaba a Policaracas porque no tenía quien lo cuidara. Cuando llegué tenía taquicardia, creyó que yo no iba a aparecer. Me dijo que sabía que estuve presa". El pequeño siente temor de perder a su madre. Vivió la pérdida de su abuela hace 10 meses.
Ejercerán acciones
"Lo peor fue ver a mi mamá con esposas, porque es una mujer íntegra, ni siquiera le gusta tomarse fotos porque cree que es vanidad. No quiere hablar en público. Siente mucho miedo", dijo Harrison Guzmán, uno de los tres hijos de Luisa Romero, supervisora de Atención al Paciente de la maternidad. Agregó que su madre teme infringir la restricción que le impuso el tribunal de no contar nada sobre el caso. El abogado Igor Hernández aclaró que las tres procesadas no pueden declarar sobre el proceso legal, pero que pueden hablar con libertad sobre su experiencia como presas de Policaracas. Denunció que antes de la audiencia, la fiscal 13° auxiliar del área metropolitana de Caracas, Jackeline Márquez, solicitó el retiro del funcionario de la Defensoría del Pueblo. Cuando concluyó el acto, el fiscal 35º, Regino Cova, acusado de rociar gas paralizante sobre los trabajadores que protestaban, ingresó para conocer las decisiones del caso. Hernández dijo que exigió la evaluación física y psicológica de sus representadas. "Las cosas pueden revertirse y pueden terminar siendo las acusadoras. Dos de ellas estaban en su sitio de trabajo y hay fuero laboral y sindical".
EL DATO
Ayer, Lilia Arvelo, presidenta del Instituto Metropolitano de la Mujer, denunció ante la OEA, sede Venezuela, la violación de los derechos humanos de las tres trabajadoras de la Maternidad Concepción Palacios.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
Ando por la calle buscando la noticia, aunque a veces ella me encuentra.
Acá está el testimonio de lo ya publicado y de algunas cosas que han quedado por fuera y que solo pueden ver luz gracias a este blog
Acá está el testimonio de lo ya publicado y de algunas cosas que han quedado por fuera y que solo pueden ver luz gracias a este blog
No hay comentarios:
Publicar un comentario