lunes, 24 de mayo de 2010

"Todos piden que la limpien, yo pido que dejen de ensuciarla"

Publicada el 4 de enero de 2009

CIUDAD Quieren que se acabe la anarquía en Caracas


"Todos piden que la limpien, yo pido que dejen de ensuciarla"

Los caraqueños aspiran a más seguridad, limpieza y mejor movilidad como deseo de Año Nuevo
LISSETTE CARDONA
lcardona@el-nacional.com
La imagen de Santa Cruz del Este en el municipio Baruta recuerda al estado Vargas en diciembre de 1999. Un lodazal y paredes derrumbadas por la embestida de las lluvias se combinan con los adornos navideños. Yusmary Mata no olvida las visibles necesidades del sitio donde habita y le pide a las autoridades más seguridad para el año nuevo. "Que arreglen esto lo más pronto posible". Su voz se confunde con el ruido de una "cascada" de aguas negras que cae del cerro contiguo. Es la causante de múltiples enfermedades virales que han sufrido sus vecinos, afirmó. Luzmila Ponce caminaba apurada para llegar a su nuevo hogar en Filas de Mariches. Tuvo que mudarse luego del desastre causado por las lluvias en Santa Cruz. Tiene una exigencia: "Limpien Caracas porque tiene la cara muy sucia". Al otro lado de la ciudad, Amalio Gil coincide con las baruteñas: quiere limpieza y seguridad pero diverge en un punto. "Todos se quejan en Caracas pero nadie colabora, todos piden pero nadie da", manifestó. Por ello, dijo que decidió no pedir nada más a las nuevas autoridades metropolitanas pues confía en que harán bien su trabajo. Las peticiones las reservó para sus vecinos de la parroquia San Juan y para el resto de los caraqueños: "Todos piden que limpien Caracas, yo les pido que dejen de ensuciarla".


La ciudad a pie. Como peatón o como conductor, el caraqueño pasa la mayor parte de su tiempo en una cola. Martha Paredes y Antonio Viloria se encontraban uno detrás del otro, integrando una larga columna de personas. A las 4:00 pm tenían más de dos horas esperando una unidad de la ruta Plaza Venezuela-Los Teques. "Yo le pido más responsabilidad a esta línea, en especial. No puede ser que cada vez que hay cola ellos dejan de prestarnos el servicio. Si no pueden cumplir que le den el permiso a otra", expresó Paredes con molestia. Denunció que tienen mucho tiempo aguantando los maltratos de los autobuseros, que dejan a los pasajeros a su suerte, a la intemperie, aguantando sol y lluvia. Antonio Viloria asiente y concuerda con Paredes, y también demanda seguridad y limpieza. Moisés Osorio permanece en la escalera del Metro ausente de lo que ocurre en la cola o unos metros más abajo, en los andenes. Un maletín le sirve de anaquel para exhibir las medias que vende. Antes trabajaba en Catia, "pero allá no hay movimiento". Confesó que no ha buscado ingresar en ningún mercado popular porque hay muchas trampas, hay que tener a alguien conocido para entrar. El obstáculo que se le puede presentar en la calle tiene una solución: si lo agarra un policaracas, paga para que le devuelvan la mercancía y lo dejen trabajar. Al finalizar continúa con su venta y con picardía le espeta al fotógrafo de El Nacional: "Mira son 20 bolívares fuertes por la foto". Frente a Osorio desfilan cientos de personas en dirección a los andenes del Metro. Allí, la gente "entra en combate" para abordar los vagones. "Aquí el caos es a toda hora", señaló Jorge Longar, parado en la parte superior de la estación. Además de expresar los deseos tradicionales de amor y paz para todos en año nuevo, aprovecha y solicita que mejoren la calidad del servicio en el sistema de transporte subterráneo. Los deseos para el Metro de Caracas son tan diversos como las fallas que denuncian los usuarios. Anabella Iturriza atraviesa a diario un mar de personas en la estación La California. "Yo le pido a las autoridades del municipio y a las del Metro que trabajen para que eliminen este caos que causa arrebatotes y robos. También quiero pedirle que incorporen más unidades y que eduquen a la gente, otra vez, para que el Metro sea el de antes. Que dejen de usar los recursos para hacer campañas políticas y los destinen para que las personas aprendan a comportarse dentro de los trenes. No puede ser que tras los empujones, uno también tenga que calarse a los que escuchan su música a todo volumen", dijo con premura y siguió su marcha, empujando a otros que le responden de la igual manera.

Necesita que la quieran. Desde el aire, Alejandro Cañizález, conductor de Traffic Center, observa diariamente el caos automotor. Su voz orienta a los choferes sobre los puntos más críticos del tránsito capitalino. Es testigo de los choques, del irrespeto a los semáforos, de las infracciones de los "come hombrillo", del abuso de los motorizados, pero considera que es una minoría. Para el año que comienza pide que los caraqueños se conviertan en seres humanos más reflexivos, independientemente de su papel en la sociedad. "Hay un grupo que no obedece normas, que no conoce de educación, de armonía, de respeto. Sin embargo, a esa gente se le puede controlar y persuadir. El caraqueño conoce su realidad, pero desea que sea fácil de superar el día a día", argumentó. Su pedido de año nuevo es de concordia y reconciliación. Cree que de esa manera los ciudadanos querrán más la ciudad y se vencerá finalmente la anarquía: "¿Por qué no podemos ser mejores ciudadanos si somos tan buena gente, madrugamos y aguantamos más de tres horas de cola?", reflexionó.

La prioridad. Emilia Ruiz, que habita en El Cementerio, parroquia Santa Rosalía, dijo que no ha sido tocada directamente por la inseguridad, pero conocidos suyos han sido robados y secuestrados. Contó que una señora amiga perdió a su hijo en una balacera, por ello su respuesta irónica coincide con la de otros caraqueños: "¿Qué más se puede pedir? Seguridad. Aquí hay que estar tras las rejas de la casa antes de las 6:00 pm. Veo todos los días el dolor de la gente a la que le han matado un ser querido. El hampa está desatada, esto no puede seguir así".

RECUADRO

Opiniones divididas

En 2008 se elaboraron proyectos que cambiarían dos iconos de la ciudad: La Carlota y el Parque del Este. Para el aeropuerto se plantearon urbanismos y autopistas. Edgar Sánchez se opone a cualquier cambio. "Yo quiero que siga siendo un aeropuerto porque es el que va resolver el problema a Caracas en eventualidades como el deslave de Vargas, cuando sirvió de puente aéreo", afirmó. El caso del Parque del Este aún es motivo de debate. Carlos Celis apoya la construcción del Parque Temático Leander porque "siempre es bueno que haya mayores atractivos". Amanda Benítez, en cambio, protesta la construcción porque está atravesada y daña la armonía del recinto. Las opiniones se dividen mientras La Carlota sigue siendo un aeropuerto y el Parque del Este experimenta una modificación.

EL DATO El primero de enero se recogieron 9.950 toneladas de basura en el municipio Libertador

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lunes, 24 de mayo de 2010

"Todos piden que la limpien, yo pido que dejen de ensuciarla"

Publicada el 4 de enero de 2009

CIUDAD Quieren que se acabe la anarquía en Caracas


"Todos piden que la limpien, yo pido que dejen de ensuciarla"

Los caraqueños aspiran a más seguridad, limpieza y mejor movilidad como deseo de Año Nuevo
LISSETTE CARDONA
lcardona@el-nacional.com
La imagen de Santa Cruz del Este en el municipio Baruta recuerda al estado Vargas en diciembre de 1999. Un lodazal y paredes derrumbadas por la embestida de las lluvias se combinan con los adornos navideños. Yusmary Mata no olvida las visibles necesidades del sitio donde habita y le pide a las autoridades más seguridad para el año nuevo. "Que arreglen esto lo más pronto posible". Su voz se confunde con el ruido de una "cascada" de aguas negras que cae del cerro contiguo. Es la causante de múltiples enfermedades virales que han sufrido sus vecinos, afirmó. Luzmila Ponce caminaba apurada para llegar a su nuevo hogar en Filas de Mariches. Tuvo que mudarse luego del desastre causado por las lluvias en Santa Cruz. Tiene una exigencia: "Limpien Caracas porque tiene la cara muy sucia". Al otro lado de la ciudad, Amalio Gil coincide con las baruteñas: quiere limpieza y seguridad pero diverge en un punto. "Todos se quejan en Caracas pero nadie colabora, todos piden pero nadie da", manifestó. Por ello, dijo que decidió no pedir nada más a las nuevas autoridades metropolitanas pues confía en que harán bien su trabajo. Las peticiones las reservó para sus vecinos de la parroquia San Juan y para el resto de los caraqueños: "Todos piden que limpien Caracas, yo les pido que dejen de ensuciarla".


La ciudad a pie. Como peatón o como conductor, el caraqueño pasa la mayor parte de su tiempo en una cola. Martha Paredes y Antonio Viloria se encontraban uno detrás del otro, integrando una larga columna de personas. A las 4:00 pm tenían más de dos horas esperando una unidad de la ruta Plaza Venezuela-Los Teques. "Yo le pido más responsabilidad a esta línea, en especial. No puede ser que cada vez que hay cola ellos dejan de prestarnos el servicio. Si no pueden cumplir que le den el permiso a otra", expresó Paredes con molestia. Denunció que tienen mucho tiempo aguantando los maltratos de los autobuseros, que dejan a los pasajeros a su suerte, a la intemperie, aguantando sol y lluvia. Antonio Viloria asiente y concuerda con Paredes, y también demanda seguridad y limpieza. Moisés Osorio permanece en la escalera del Metro ausente de lo que ocurre en la cola o unos metros más abajo, en los andenes. Un maletín le sirve de anaquel para exhibir las medias que vende. Antes trabajaba en Catia, "pero allá no hay movimiento". Confesó que no ha buscado ingresar en ningún mercado popular porque hay muchas trampas, hay que tener a alguien conocido para entrar. El obstáculo que se le puede presentar en la calle tiene una solución: si lo agarra un policaracas, paga para que le devuelvan la mercancía y lo dejen trabajar. Al finalizar continúa con su venta y con picardía le espeta al fotógrafo de El Nacional: "Mira son 20 bolívares fuertes por la foto". Frente a Osorio desfilan cientos de personas en dirección a los andenes del Metro. Allí, la gente "entra en combate" para abordar los vagones. "Aquí el caos es a toda hora", señaló Jorge Longar, parado en la parte superior de la estación. Además de expresar los deseos tradicionales de amor y paz para todos en año nuevo, aprovecha y solicita que mejoren la calidad del servicio en el sistema de transporte subterráneo. Los deseos para el Metro de Caracas son tan diversos como las fallas que denuncian los usuarios. Anabella Iturriza atraviesa a diario un mar de personas en la estación La California. "Yo le pido a las autoridades del municipio y a las del Metro que trabajen para que eliminen este caos que causa arrebatotes y robos. También quiero pedirle que incorporen más unidades y que eduquen a la gente, otra vez, para que el Metro sea el de antes. Que dejen de usar los recursos para hacer campañas políticas y los destinen para que las personas aprendan a comportarse dentro de los trenes. No puede ser que tras los empujones, uno también tenga que calarse a los que escuchan su música a todo volumen", dijo con premura y siguió su marcha, empujando a otros que le responden de la igual manera.

Necesita que la quieran. Desde el aire, Alejandro Cañizález, conductor de Traffic Center, observa diariamente el caos automotor. Su voz orienta a los choferes sobre los puntos más críticos del tránsito capitalino. Es testigo de los choques, del irrespeto a los semáforos, de las infracciones de los "come hombrillo", del abuso de los motorizados, pero considera que es una minoría. Para el año que comienza pide que los caraqueños se conviertan en seres humanos más reflexivos, independientemente de su papel en la sociedad. "Hay un grupo que no obedece normas, que no conoce de educación, de armonía, de respeto. Sin embargo, a esa gente se le puede controlar y persuadir. El caraqueño conoce su realidad, pero desea que sea fácil de superar el día a día", argumentó. Su pedido de año nuevo es de concordia y reconciliación. Cree que de esa manera los ciudadanos querrán más la ciudad y se vencerá finalmente la anarquía: "¿Por qué no podemos ser mejores ciudadanos si somos tan buena gente, madrugamos y aguantamos más de tres horas de cola?", reflexionó.

La prioridad. Emilia Ruiz, que habita en El Cementerio, parroquia Santa Rosalía, dijo que no ha sido tocada directamente por la inseguridad, pero conocidos suyos han sido robados y secuestrados. Contó que una señora amiga perdió a su hijo en una balacera, por ello su respuesta irónica coincide con la de otros caraqueños: "¿Qué más se puede pedir? Seguridad. Aquí hay que estar tras las rejas de la casa antes de las 6:00 pm. Veo todos los días el dolor de la gente a la que le han matado un ser querido. El hampa está desatada, esto no puede seguir así".

RECUADRO

Opiniones divididas

En 2008 se elaboraron proyectos que cambiarían dos iconos de la ciudad: La Carlota y el Parque del Este. Para el aeropuerto se plantearon urbanismos y autopistas. Edgar Sánchez se opone a cualquier cambio. "Yo quiero que siga siendo un aeropuerto porque es el que va resolver el problema a Caracas en eventualidades como el deslave de Vargas, cuando sirvió de puente aéreo", afirmó. El caso del Parque del Este aún es motivo de debate. Carlos Celis apoya la construcción del Parque Temático Leander porque "siempre es bueno que haya mayores atractivos". Amanda Benítez, en cambio, protesta la construcción porque está atravesada y daña la armonía del recinto. Las opiniones se dividen mientras La Carlota sigue siendo un aeropuerto y el Parque del Este experimenta una modificación.

EL DATO El primero de enero se recogieron 9.950 toneladas de basura en el municipio Libertador

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Ando por la calle buscando la noticia, aunque a veces ella me encuentra.
Acá está el testimonio de lo ya publicado y de algunas cosas que han quedado por fuera y que solo pueden ver luz gracias a este blog