Publicado el 30 de abril de 2010 en El Nacional
ONG Protestan por escasez de algunos fármacos y sustituciones por versiones dudosas
Pacientes crónicos temen por sus vidas
El Estado no entrega a personas con cáncer, VIH, hepatitis C y trasplantes todos los medicamentos que necesitan
Lissette Cardona
lcardona@el-nacional.com
Una mutación en los cromosomas 9 y 22 es la causante de la leucemia mieloide crónica que padece María Isabel Gómez de Soriano, una enfermedad de la que se conocen pocos casos en el país. Cuando fue diagnosticada, los médicos le dijeron que su expectativa de vida sería de 3 años, pero la aparición de un medicamento -cuyo compuesto activo es el Imatinib- le ha dado 9 años más de vida. Ahora esa esperanza de vivir está en riesgo. El medicamento que distribuye el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no ha sido entregado a los pacientes desde hace aproximadamente tres semanas. El fármaco también es esencial para el tratamiento de los pacientes con tumor estromal gastrointestinal. Ellos, al igual que los que sufren de leucemia mieloide crónica, no han recibido la remesa de abril de ese ni de Nilotinib, otro de los medicamentos indispensables para combatir la enfermedad. La Asociación de Ayuda a Pacientes Hemato-Oncológicos, presidida por Gómez, ha recibido llamadas de enfermos de todo el país alarmados porque no recibieron Imatinib y ya han agotado sus reservas. Las posibilidades de adquisición de la medicina de modo particular son difíciles: 10 cápsulas cuestan 3.000 bolívares. El gasto mensual puede llegar hasta 10.000 bolívares.
Sin defensas. Esta misma angustia la comparten otros pacientes crónicos en el país, afectados por la escasez de medicamentos que debe entregar el Estado. Hace dos meses, Horacio García, trasplantado de riñón, debía iniciar un tratamiento contra una infección con hepatitis C, causada, de acuerdo con los médicos, por una transfusión de sangre o una máquina de diálisis infectada. Hace 6 meses su carga viral se elevó y el médico le indicó un tratamiento con Ribavirina y Peg Interferon, que no recibe desde hace 8 semanas. "Todas las semanas voy a la farmacia de Los Ruices con mi cavita y me dicen que no hay", afirmó. Pagarlos es inviable. Las 2 cajas de medicina que necesita cuestan 1.500 bolívares. La situación de las personas con el virus de inmunodeficiencia humana es similar. El coctel de medicamentos capaz de derrotar el avance del virus en el organismo está incompleto. Muchos de los 8.000 pacientes no han recibido algunos antirretrovirales que debe entregarles por ley el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. Mauricio Gutiérrez, coordinador de Incidencia Pública de la ONG Acción Solidaria, manifestó que la crisis comenzó porque el Gobierno compró poco menos de la mitad de los medicamentos necesarios para surtir a toda la población que lo requería. "Hicieron una orden de compra de 4.200 unidades y donaron 400.000 dólares en antirretrovirales a otro país". Esteban Colina, director de Amavida, organización que ampara a pacientes con VIH, informó que hay desabastecimiento de Fosampranavir, Ritonavir, Saquinavir, Atazanavir, Trizivir y Viramune. También de la combinación de Abacavir y Lamivudina. Las ONG denunciaron también que algunos medicamentos conocidos están siendo cambiados sin las pruebas que se requieren, como dispone el artículo 66 de la Ley de Medicamentos. "La molécula Conbivir fue sustituida por un medicamento fabricado en la India, y luego por otros dos. Algunas personas han manifestado que luego del cambio sienten malestar estomacal, reflujo gástrico, acidez, entre otros síntomas", señaló Gutiérrez.
Cambios riesgosos. Francisco Valencia, presidente de la Asociación Amigos Trasplantados de Venezuela, señaló que actualmente afrontan la incertidumbre generada por tener que tomar una versión genérica del micofelonato de mofetilo, inmunosupresor indispensable para evitar el rechazo de los órganos trasplantados. No sabe si el genérico, que recibe el nombre de Micoflavin, cumplió con las pruebas que miden su efectividad y seguridad. En su caso, la recomendación de su nefrólogo fue contundente: debe usar sólo las reservas que le quedan del fármaco original, porque el genérico no ha sido probado en el país. "El Ministerio de Salud debe entender lo difícil que es conseguir un órgano como para perderlo. No estamos defendiendo a los laboratorios, queremos las pruebas del medicamento", afirmó Valencia. David Arana, jefe de la Unidad de Trasplante del Hospital Militar Carlos Arvelo, señaló que, al igual que muchos de sus colegas, desconoce la efectividad y las pruebas de bioequivalencia de la medicina fabricada en Uruguay. Esta información no ha sido divulgada por el Ministerio de Salud. Arana, especialista en trasplantes en niños, indicó que el cambio para sus pacientes es más riesgoso. "En el trasplante infantil el riesgo de morir por complicación o rechazo es muy alto. A los médicos deberían notificarles que se va a introducir un medicamento, cuáles son sus componentes y su eficacia. Podría ser válida una bioequivalencia, pero debería pasar por la certificación venezolana", explicó. La ONG Codevida -Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida-, que reúne a las asociaciones de trasplantados, dejó claro que piden pruebas de eficacia de todos los fármacos sin importar el laboratorio del que provengan. Está en riesgo la segunda oportunidad de vida.
A prueba
En agosto de 2009 la coordinación del Programa Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos del Ministerio de Salud, a cargo entonces de Miguel Barrios, solicitó al laboratorio fabricante la entrega del protocolo clínico para probar el medicamento Micoflavin y ser analizado por el Instituto Nacional de Higiene Carlos Rangel. El funcionario fue removido de su cargo posteriormente. El artículo 66 de la Ley de Medicamentos señala que "todo nuevo medicamento que ingrese al país deberá ser evaluado clínicamente en pacientes antes de ser distribuido, a través de estudios clínicos realizados en el país por profesionales del área". Sin respuesta
Desde el viernes 23 de abril se ha solicitado, información al Min-Salud y al Instituto Nacional de Higiene, sobre las pruebas de bioequivalencia del medicamento Micoflavin, y sobre la escasez de algunos fármacos para pacientes crónicos. No se ha obtenido respuesta.
Ando por la calle y reporto lo que pasa. Busco la noticia, aunque a veces, ella me encuentra a mi.
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sábado, 29 de mayo de 2010
Pacientes crónicos temen por sus vidas
Publicado el 30 de abril de 2010 en El Nacional
ONG Protestan por escasez de algunos fármacos y sustituciones por versiones dudosas
Pacientes crónicos temen por sus vidas
El Estado no entrega a personas con cáncer, VIH, hepatitis C y trasplantes todos los medicamentos que necesitan
Lissette Cardona
lcardona@el-nacional.com
Una mutación en los cromosomas 9 y 22 es la causante de la leucemia mieloide crónica que padece María Isabel Gómez de Soriano, una enfermedad de la que se conocen pocos casos en el país. Cuando fue diagnosticada, los médicos le dijeron que su expectativa de vida sería de 3 años, pero la aparición de un medicamento -cuyo compuesto activo es el Imatinib- le ha dado 9 años más de vida. Ahora esa esperanza de vivir está en riesgo. El medicamento que distribuye el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no ha sido entregado a los pacientes desde hace aproximadamente tres semanas. El fármaco también es esencial para el tratamiento de los pacientes con tumor estromal gastrointestinal. Ellos, al igual que los que sufren de leucemia mieloide crónica, no han recibido la remesa de abril de ese ni de Nilotinib, otro de los medicamentos indispensables para combatir la enfermedad. La Asociación de Ayuda a Pacientes Hemato-Oncológicos, presidida por Gómez, ha recibido llamadas de enfermos de todo el país alarmados porque no recibieron Imatinib y ya han agotado sus reservas. Las posibilidades de adquisición de la medicina de modo particular son difíciles: 10 cápsulas cuestan 3.000 bolívares. El gasto mensual puede llegar hasta 10.000 bolívares.
Sin defensas. Esta misma angustia la comparten otros pacientes crónicos en el país, afectados por la escasez de medicamentos que debe entregar el Estado. Hace dos meses, Horacio García, trasplantado de riñón, debía iniciar un tratamiento contra una infección con hepatitis C, causada, de acuerdo con los médicos, por una transfusión de sangre o una máquina de diálisis infectada. Hace 6 meses su carga viral se elevó y el médico le indicó un tratamiento con Ribavirina y Peg Interferon, que no recibe desde hace 8 semanas. "Todas las semanas voy a la farmacia de Los Ruices con mi cavita y me dicen que no hay", afirmó. Pagarlos es inviable. Las 2 cajas de medicina que necesita cuestan 1.500 bolívares. La situación de las personas con el virus de inmunodeficiencia humana es similar. El coctel de medicamentos capaz de derrotar el avance del virus en el organismo está incompleto. Muchos de los 8.000 pacientes no han recibido algunos antirretrovirales que debe entregarles por ley el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. Mauricio Gutiérrez, coordinador de Incidencia Pública de la ONG Acción Solidaria, manifestó que la crisis comenzó porque el Gobierno compró poco menos de la mitad de los medicamentos necesarios para surtir a toda la población que lo requería. "Hicieron una orden de compra de 4.200 unidades y donaron 400.000 dólares en antirretrovirales a otro país". Esteban Colina, director de Amavida, organización que ampara a pacientes con VIH, informó que hay desabastecimiento de Fosampranavir, Ritonavir, Saquinavir, Atazanavir, Trizivir y Viramune. También de la combinación de Abacavir y Lamivudina. Las ONG denunciaron también que algunos medicamentos conocidos están siendo cambiados sin las pruebas que se requieren, como dispone el artículo 66 de la Ley de Medicamentos. "La molécula Conbivir fue sustituida por un medicamento fabricado en la India, y luego por otros dos. Algunas personas han manifestado que luego del cambio sienten malestar estomacal, reflujo gástrico, acidez, entre otros síntomas", señaló Gutiérrez.
Cambios riesgosos. Francisco Valencia, presidente de la Asociación Amigos Trasplantados de Venezuela, señaló que actualmente afrontan la incertidumbre generada por tener que tomar una versión genérica del micofelonato de mofetilo, inmunosupresor indispensable para evitar el rechazo de los órganos trasplantados. No sabe si el genérico, que recibe el nombre de Micoflavin, cumplió con las pruebas que miden su efectividad y seguridad. En su caso, la recomendación de su nefrólogo fue contundente: debe usar sólo las reservas que le quedan del fármaco original, porque el genérico no ha sido probado en el país. "El Ministerio de Salud debe entender lo difícil que es conseguir un órgano como para perderlo. No estamos defendiendo a los laboratorios, queremos las pruebas del medicamento", afirmó Valencia. David Arana, jefe de la Unidad de Trasplante del Hospital Militar Carlos Arvelo, señaló que, al igual que muchos de sus colegas, desconoce la efectividad y las pruebas de bioequivalencia de la medicina fabricada en Uruguay. Esta información no ha sido divulgada por el Ministerio de Salud. Arana, especialista en trasplantes en niños, indicó que el cambio para sus pacientes es más riesgoso. "En el trasplante infantil el riesgo de morir por complicación o rechazo es muy alto. A los médicos deberían notificarles que se va a introducir un medicamento, cuáles son sus componentes y su eficacia. Podría ser válida una bioequivalencia, pero debería pasar por la certificación venezolana", explicó. La ONG Codevida -Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida-, que reúne a las asociaciones de trasplantados, dejó claro que piden pruebas de eficacia de todos los fármacos sin importar el laboratorio del que provengan. Está en riesgo la segunda oportunidad de vida.
A prueba
En agosto de 2009 la coordinación del Programa Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos del Ministerio de Salud, a cargo entonces de Miguel Barrios, solicitó al laboratorio fabricante la entrega del protocolo clínico para probar el medicamento Micoflavin y ser analizado por el Instituto Nacional de Higiene Carlos Rangel. El funcionario fue removido de su cargo posteriormente. El artículo 66 de la Ley de Medicamentos señala que "todo nuevo medicamento que ingrese al país deberá ser evaluado clínicamente en pacientes antes de ser distribuido, a través de estudios clínicos realizados en el país por profesionales del área". Sin respuesta
Desde el viernes 23 de abril se ha solicitado, información al Min-Salud y al Instituto Nacional de Higiene, sobre las pruebas de bioequivalencia del medicamento Micoflavin, y sobre la escasez de algunos fármacos para pacientes crónicos. No se ha obtenido respuesta.
ONG Protestan por escasez de algunos fármacos y sustituciones por versiones dudosas
Pacientes crónicos temen por sus vidas
El Estado no entrega a personas con cáncer, VIH, hepatitis C y trasplantes todos los medicamentos que necesitan
Lissette Cardona
lcardona@el-nacional.com
Una mutación en los cromosomas 9 y 22 es la causante de la leucemia mieloide crónica que padece María Isabel Gómez de Soriano, una enfermedad de la que se conocen pocos casos en el país. Cuando fue diagnosticada, los médicos le dijeron que su expectativa de vida sería de 3 años, pero la aparición de un medicamento -cuyo compuesto activo es el Imatinib- le ha dado 9 años más de vida. Ahora esa esperanza de vivir está en riesgo. El medicamento que distribuye el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales no ha sido entregado a los pacientes desde hace aproximadamente tres semanas. El fármaco también es esencial para el tratamiento de los pacientes con tumor estromal gastrointestinal. Ellos, al igual que los que sufren de leucemia mieloide crónica, no han recibido la remesa de abril de ese ni de Nilotinib, otro de los medicamentos indispensables para combatir la enfermedad. La Asociación de Ayuda a Pacientes Hemato-Oncológicos, presidida por Gómez, ha recibido llamadas de enfermos de todo el país alarmados porque no recibieron Imatinib y ya han agotado sus reservas. Las posibilidades de adquisición de la medicina de modo particular son difíciles: 10 cápsulas cuestan 3.000 bolívares. El gasto mensual puede llegar hasta 10.000 bolívares.
Sin defensas. Esta misma angustia la comparten otros pacientes crónicos en el país, afectados por la escasez de medicamentos que debe entregar el Estado. Hace dos meses, Horacio García, trasplantado de riñón, debía iniciar un tratamiento contra una infección con hepatitis C, causada, de acuerdo con los médicos, por una transfusión de sangre o una máquina de diálisis infectada. Hace 6 meses su carga viral se elevó y el médico le indicó un tratamiento con Ribavirina y Peg Interferon, que no recibe desde hace 8 semanas. "Todas las semanas voy a la farmacia de Los Ruices con mi cavita y me dicen que no hay", afirmó. Pagarlos es inviable. Las 2 cajas de medicina que necesita cuestan 1.500 bolívares. La situación de las personas con el virus de inmunodeficiencia humana es similar. El coctel de medicamentos capaz de derrotar el avance del virus en el organismo está incompleto. Muchos de los 8.000 pacientes no han recibido algunos antirretrovirales que debe entregarles por ley el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales. Mauricio Gutiérrez, coordinador de Incidencia Pública de la ONG Acción Solidaria, manifestó que la crisis comenzó porque el Gobierno compró poco menos de la mitad de los medicamentos necesarios para surtir a toda la población que lo requería. "Hicieron una orden de compra de 4.200 unidades y donaron 400.000 dólares en antirretrovirales a otro país". Esteban Colina, director de Amavida, organización que ampara a pacientes con VIH, informó que hay desabastecimiento de Fosampranavir, Ritonavir, Saquinavir, Atazanavir, Trizivir y Viramune. También de la combinación de Abacavir y Lamivudina. Las ONG denunciaron también que algunos medicamentos conocidos están siendo cambiados sin las pruebas que se requieren, como dispone el artículo 66 de la Ley de Medicamentos. "La molécula Conbivir fue sustituida por un medicamento fabricado en la India, y luego por otros dos. Algunas personas han manifestado que luego del cambio sienten malestar estomacal, reflujo gástrico, acidez, entre otros síntomas", señaló Gutiérrez.
Cambios riesgosos. Francisco Valencia, presidente de la Asociación Amigos Trasplantados de Venezuela, señaló que actualmente afrontan la incertidumbre generada por tener que tomar una versión genérica del micofelonato de mofetilo, inmunosupresor indispensable para evitar el rechazo de los órganos trasplantados. No sabe si el genérico, que recibe el nombre de Micoflavin, cumplió con las pruebas que miden su efectividad y seguridad. En su caso, la recomendación de su nefrólogo fue contundente: debe usar sólo las reservas que le quedan del fármaco original, porque el genérico no ha sido probado en el país. "El Ministerio de Salud debe entender lo difícil que es conseguir un órgano como para perderlo. No estamos defendiendo a los laboratorios, queremos las pruebas del medicamento", afirmó Valencia. David Arana, jefe de la Unidad de Trasplante del Hospital Militar Carlos Arvelo, señaló que, al igual que muchos de sus colegas, desconoce la efectividad y las pruebas de bioequivalencia de la medicina fabricada en Uruguay. Esta información no ha sido divulgada por el Ministerio de Salud. Arana, especialista en trasplantes en niños, indicó que el cambio para sus pacientes es más riesgoso. "En el trasplante infantil el riesgo de morir por complicación o rechazo es muy alto. A los médicos deberían notificarles que se va a introducir un medicamento, cuáles son sus componentes y su eficacia. Podría ser válida una bioequivalencia, pero debería pasar por la certificación venezolana", explicó. La ONG Codevida -Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida-, que reúne a las asociaciones de trasplantados, dejó claro que piden pruebas de eficacia de todos los fármacos sin importar el laboratorio del que provengan. Está en riesgo la segunda oportunidad de vida.
A prueba
En agosto de 2009 la coordinación del Programa Nacional de Donación y Trasplante de Órganos y Tejidos del Ministerio de Salud, a cargo entonces de Miguel Barrios, solicitó al laboratorio fabricante la entrega del protocolo clínico para probar el medicamento Micoflavin y ser analizado por el Instituto Nacional de Higiene Carlos Rangel. El funcionario fue removido de su cargo posteriormente. El artículo 66 de la Ley de Medicamentos señala que "todo nuevo medicamento que ingrese al país deberá ser evaluado clínicamente en pacientes antes de ser distribuido, a través de estudios clínicos realizados en el país por profesionales del área". Sin respuesta
Desde el viernes 23 de abril se ha solicitado, información al Min-Salud y al Instituto Nacional de Higiene, sobre las pruebas de bioequivalencia del medicamento Micoflavin, y sobre la escasez de algunos fármacos para pacientes crónicos. No se ha obtenido respuesta.
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Ando por la calle buscando la noticia, aunque a veces ella me encuentra.
Acá está el testimonio de lo ya publicado y de algunas cosas que han quedado por fuera y que solo pueden ver luz gracias a este blog
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